KASPARD MEMBERGER "EL VIEJO"

(Konstanz, Alemania, c. 1555-1618)

"La Crucifixión", 1605

Óleo sobre tabla.

Firmado y fechado en el ángulo inferior izquierdo.
  
Johann Caspard Memberger es una de las figuras más importantes de la pintura manierista del sur de Alemania. Hijo del pintor Philipp Memberger, tuvo la ocasión de conocer los ambientes artísticos romanos del último tercio del siglo XVI gracias a que viajó a Roma en 1579 con su tío, el obispo Markus Sitticus von Hohenems, ocupándose allí de la decoración del Palacio Altemps, la residencia de su benefactor en la Ciudad Eterna.
Cuando Memberger regresó a tierras germánicas, ya con una formación mucho más cosmopolita marcada por la influencia de la pintura italiana del momento, fue nombrado pintor de la corte de Wolf Dietrich von Raitenau, príncipe-obispo de Salzaburgo, quien le encargó en 1588, el mismo año de su regreso, un ciclo de cinco pinturas sobre el Diluvio Universal, en el que se hace evidente el conocimiento de la pintura veneciana, especialmente de los repertorios formales de los Bassano. Por otro lado, su Retrato de Wolf Dietrich von Raitenau pone en evidencia el conocimiento que tenía el artista de la retratística romana y florentina.
La obra inédita que aquí presentamos, procedente de una colección particular española, se encuadra en el último periodo de su trayectoria profesional, que se desarrolló en la ciudad de Konstanz (Constanza) entre el año 1598 y 1616. Representa La Crufifixión y está firmada con sus iniciales en letras capitales “C.M.F” y fechada en el año 1605. En este último periodo, sabemos que se encargó de realizar un ciclo de pinturas con los Misterios del Rosario para la Iglesia de Cristo de Konstanz y una tabla aparecida en el comercio en el año 2019 representando la Transfiguración de Cristo, en la que aparece el escudo de armas y el retrato Jacob Rassler, con la que esta pintura comparte numerosos paralelismos estilísticos.
La presente obra muestra a la perfección las características de la etapa de madurez del pintor. En ella se dan cita vagos recuerdos de la tradición gótica, pero con una fuerte impronta italiana, de clara ascendencia veneciana, que recuerda en algunos modelos y aspectos compositivos a la pintura de Tintoretto o los Bassano. Su paleta cromática es muy personal, puesto que no se decanta de forma decidida ni por el mundo italiano ni por el flamenco, y son especialmente característicos suyos la representación en sus figuras de unos ojos un tanto pesados, unos pliegues muy detallados y unas manos especialmente alargadas. Del mismo modo es característico suyo la utilización de unas pinceladas blancas, ejecutadas con un trazo rápido y nervioso, que sirven al pintor para definir perfiles, modelar volúmenes y provocar efectos lumínicos. La decoración polícroma, con tarjas manieristas, de su parte trasera permite suponer que esta tabla pudo ser la pieza principal de un gran tríptico cuya procedencia remota desconocemos.

141 x 95 cm.