ESCUELA ITALIANA

(S. XVII)

“Niño Jesús Salvador del Mundo”

Óleo sobre ágata. Marco de bronce dorado, plata y lapislázuli.

La creación en Florencia del Opificio delle pietre dure, en el año 1588, supuso un gran impulso para el desarrollo de la pintura sobre piedra. Durante el gobierno de Cosme II proliferaron este tipo de obras realizadas en soportes semipreciosos, caracterizadas por su refinamiento y su delicada factura; extendiéndose durante el siglo XVII esta práctica a otras regiones de Italia y diferentes naciones. La excelente factura que presenta el soporte de esta pintura, un ágata con su doble marco octogonal, con perfil polilobulado en bronce dorado con decoración de volutas y veneras en plata y fondos de lapislázuli, nos lleva a pensar en un taller florentino o romano del Seiscientos.
 
La calidad de la pintura va pareja al excelente trabajo realizado en el soporte y la nobleza de sus materiales. Presenta numerosos paralelismos formales y técnicos con las obras de Jacques Stella (Lyon, 1596 - París,1657), un pintor que, precisamente, fue especialmente hábil en el manejo de la pintura sobre piedra y que conoció a la perfección los centros artísticos de Florencia y Roma, antes de regresar definitivamente a su Francia natal. El Niño Jesús presenta unas proporciones y unos rasgos fisionómicos que permiten relacionarlo con otras obras suyas. Lo mismo podemos decir de su precisa y depurada técnica, y la delicada forma en la que modela los volúmenes de las carnaciones. Con el oro, de igual manera que en otras pinturas, siluetea los contornos de las vetas de la piedra formando aquí una nube sobre la que reposan los pies del Divino Infante; empleando el mismo material para realizar los trazos de sus potencias.
 

27,5 x 25 cm. Ágata pintada: 14 x 11,5 cm.