FRANCISCO RIBALTA

Solsona, Lérida (1565) / Valencia (1628)

"Virgen de las Guindas", c. 1615-1620

Óleo sobre lienzo.

Procedencia: - Colección de don Fernando de Borja y Aragón, Conde de Mayalde, Simarí y Príncipe de Esquilache. - Madrid, colección particular.
 
Bibliografía: - Archivo Histórico de Protocolos de Madrid, n.º 9812, ff. 358-441; - Marco García, V., Pintura barroca en Valencia, CEEH, Madrid, 2021. Francisco Ribalta núm. cat. 109.
 
La familia Borja, Borgia en italiano, oriunda de Aragón y establecida en el reino de Valencia y posteriormente en Italia, fue una de las más influyentes durante el Renacimiento y el Barroco. Entre sus miembros se encuentran los papas Calixto III y Alejandro VII, el mismísimo san Francisco de Borja y numerosos prohombres pertenecientes a la alta nobleza que ejercieron una importante labor de mecenazgo a lo largo de los siglos. Uno de ellos fue Fernando de Borja y Aragón (Lisboa, c. 1583 - Madrid, 1665), Conde de Mayalde, Simarí y Príncipe de Esquilache que ocupó a lo largo de su vida diferentes cargos de poder bajo los reinados de Felipe III y Felipe IV. El primero, le encomendó misiones como embajador en Saboya, Florencia y Roma. El segundo lo incorporó como Gentilhombre de su Real Cámara y le nombró Virrey de Aragón.
 
Gracias a su elevada posición, su cultura y el hecho de conocer directamente los ambientes artísticos italianos, Fernando de Borja logró atesorar una importante colección de pintura que, tras su muerte, fue valorada por Juan Antonio Escalante en 1666. El inventario redactado por éste muestra una colección con una clara preferencia por los grandes maestros italianos, especialmente por los venecianos, pero entre estas pinturas figuraba una única obra realizada por un pintor español, el gran Francisco Ribalta, que se valoró en la elevada suma ciento diez reales y que representaba “Una Virgen con el Niño dándole unas guindas”.
Esta importante obra mencionada en el citado inventario es la que aquí se muestra y, posiblemente, fue adquirida por Fernando de Borja y Aragón para su colección durante los años en los que ocupó el cargo de Virrey de Valencia, entre 1635 y 1640. Francisco Ribalta había fallecido en el año 1628 por lo que suponemos que no debió de ser un encargo directo al pintor, pero la fama que había alcanzado en vida todavía permanecía vigente en aquellos años y sus pinturas seguían siendo requeridas por los grandes coleccionistas de la época.
 
Francisco Ribalta plasmó en este lienzo una adorable visión de la Sagrada Familia en la que la Virgen, con gesto complaciente y mirada tierna, ofrece unas guindas al Niño Jesús mientras éste reposa sobre una almohada bordada e intenta alcanzar la dulce ofrenda que sostiene su madre y que otorga el nombre a la obra. En un segundo plano, entre sombras típicamente ribaltescas, aparece san Juanito portando en sus manos la cruz y una vara de la que penden varios frutos. Siguiendo su naturalismo característico, Ribalta presenta a María de una forma nada idealizada, vistiendo el atuendo femenino de las clases populares del momento, con el pelo prácticamente suelto y parte de la botonadura del vestido desabrochada. No obstante, a las figuras principales de la composición les otorga un tono monumental que va acompañado de un pormenorizado y riguroso estudio anatómico; todo ello plasmado con una paleta cromática de clara ascendencia veneciana, muy del gusto de su propietario, en la que predominan los tonos verdosos y azulados combinados con ocres, rojos, malvas e intensos blancos. La pericia técnica alcanzada por Ribalta en esta obra de madurez, su procedencia y su entrañable y empática temática la convierten en una pieza clave su producción.
 

90 x 123,5 cm.