MARIANO SALVADOR MAELLA

Valencia (1739) / Madrid (1819)

"Natividad de Cristo", 1805-1806

Óleo sobre lienzo.

 Procedencia: Casa Ducal de Híjar, posible encargo al pintor por Pedro de Alcántara de Silva, IX Duque de Híjar; Casa Ducal de Híjar (durante todo el siglo XIX); María Araceli de Silva y Fernández de Córdoba, XI Duquesa de Almazán (desde 1930); Incautado durante la Guerra Civil Española y Depositado en el Museo Nacional del Prado (1936-1939); María del Rosario Mariátegui y Silva, XII Duquesa de Almazán (hasta 2008); De ahí por sucesión hasta sus actuales propietarios.
Bibliografía: Junta Delegada de Incautación Protección y Salvamento del Tesoro Artístico, número de inventario de la colección: Almazán 15, número de depósito en el Museo del Prado: 8097; Fototeca del Instituto de Patrimonio Cultural de España. Archivo Moreno (15262_B); Estudio de la obra realizado por el profesor Dr. Arturo Ansón Navarro, fechado el 7 de octubre de 2014.
Bibliografía de referencia: DE LA MANO, J., Mariano Salvador Maella. Poder e imagen en la España de la Ilustración, Madrid, 2011.
El valenciano Mariano Salvador Maella es considerado como uno de los mejores pintores españoles del siglo XVIII. Pintor de cámara de Carlos III se dedicó, principalmente, a la decoración del Palacio Real de Madrid y otros Reales Sitios; la decoración de importantes catedrales como la de Valencia, Toledo, Burgo de Osma o Jaén, y algunos encargos para las principales casas de la aristocracia española; siendo un buen ejemplo la obra que aquí se presenta representando la Natividad de Cristo. Esta bella y armónica pintura, como señala Arturo Ansón en el amplio estudio que realizó de la misma, fue un encargo de don Pedro de Alcántara de Silva, IX Duque de Híjar, posiblemente destinado al dormitorio o a un pequeño oratorio de su residencia palaciega.
Estilísticamente, esta Natividad de Maella esta estrechamente relacionada con el gran cuadro de la Adoración de los pastores (DE LA MANO, J., 2011, V.71 y V.72, pp. 476-477) que el pintor valenciano realizó en 1806 para la capilla del nuevo palacio madrileño que los duques de Villahermosa habían mandado construir en el Paseo del Prado. Como señala Arturo Ansón, la obra debió de pintarse en una fecha cercana, pues ambas reflejan el estilo maduro del pintor y son muy cercanas compositivamente, aunque existan variaciones en la posición de algunas figuras.
La obra muestra a los personajes en medio de un ambiente de nocturnidad, mostrando a la Virgen sonriendo al Niño Jesús y arrodillada delante del pesebre, mostrando un gesto de complacencia. El Niño Jesús irradia la luz que ilumina la escena y, con la posición de sus manos, parece querer comunicar a sus padres el conocimiento y la aceptación de su misión redentora. Como indica Ansón, la pintura es un buen ejemplo de la sensibilidad católica ilustrada que aúna emotividad religiosa con delicadeza y contención expresiva; una religiosidad más interior que exterior, de bases teológicas neoerasmistas, que se manifiesta por medio de una devoción intimista y austera.
Se adjunta estudio de la pintura realizado por el profesor Don Arturo Ansón Navarro el 7 de octubre de 2014.
 
 
 
 

97 x 73 cm.