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ANSORENA

202

S

ubasta

385

JUAN ALONSO

VILLABRILLE Y RON

P

esoz

(A

sturias

) (1663) /

M

adrid

(

c

.1732)

Juan Alonso de Villabribe y Ron fue una de las personalidades

más importantes del pleno barroco madrileño, incorporando

algunas novedades formales más avanzadas y proyectando

su obra desde finales del XVII al siglo XVIII. A pesar de la

escasez de datos biográficos, sabemos que nació en Algur,

parroquia de Pesoz (Asturias). En 1686 llega ya a Madrid, de

donde seguramente no se ausentó más. Un año después de

establecerse, consta que ejercía ya como escultor independiente

y entra en su taller un joven, Jerónimo Soto. Fue además maestro

de Luis Salvador Carmona, con el que realizó la escultura de

“San Fernando” en la portada del antiguo hospicio madrileño.

También en Madrid fue autor de las estatuas en piedra de “San

Isidro” y de “Santa María de la Cabeza” que están en el puente

de Toledo. Otros trabajos suyos fueron en 1718 el retablo de la

catedral de Badajoz y posterior a 1726, es el grupo de “Fernando

III el Santo donde colabora de nuevo con el arquitecto Pedro de

Ribera, escultor asturiano. La obra de Villabribe ha sido hasta

hace pocos años un tanto desconocida, y únicamente se le

atribuía una obra en madera, la Cabeza cortada de San Pablo

procedente de un convento vallisoletano, firmada y fechada

en 1708. Posteriormente, y gracias principalmente al trabajo

realizado por Marcos Vallaure, se han ido atribuyendo más

obras al Entre estas nuevas atribuciones hay varios San Joaquín,

uno de ellos en el retablo mayor de la capilla del palacio de

Elsedo en Cantabria, de menor tamaño, pero formalmente casi

idéntico. Además, hay que relacionarlas las esculturas de “San

Joaquín” y “Santa Ana” con el grupo de “la Familia de la Virgen”,

conjunto de gran calidad conservado en el Museo de escultura

de Valladolid y procedente del Convento de la Encarnación. Este

grupo, también de menor tamaño, presenta de nuevo un “San

Joaquín” formalmente muy similar, pero la figura “Santa Ana”

difiere algo más, ya que es más joven. también constituyeran

un grupo de la Familia de la Virgen, faltando la figura de María.

Además, las esculturas vallisoletanas son mucho más suaves en

cuanto a actitudes y formas que “San Joaquín y “Santa Ana”,

más monumentales, potentes y con plegados más vibrantes y

angulosos, probablemente realizados en fecha anterior al grupo

de Valladolid, en un lenguaje más barroco.

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“San Joaquín”

Escultura en madera tallada y policromada

Se presenta en importante peana barroca, S. XVII. Altura

escultura: 180 cm. Medidas peana: 136 x 77 x 83 cm.

Medidas conjunto: 316 cm. de altura

Salida: 95.000