ANSORENA
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S
ubasta
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JUAN ALONSO
VILLABRILLE Y RON
P
esoz
(A
sturias
) (1663) /
M
adrid
(
c
.1732)
Juan Alonso de Villabribe y Ron fue una de las personalidades
más importantes del pleno barroco madrileño, incorporando
algunas novedades formales más avanzadas y proyectando
su obra desde finales del XVII al siglo XVIII. A pesar de la
escasez de datos biográficos, sabemos que nació en Algur,
parroquia de Pesoz (Asturias). En 1686 llega ya a Madrid, de
donde seguramente no se ausentó más. Un año después de
establecerse, consta que ejercía ya como escultor independiente
y entra en su taller un joven, Jerónimo Soto. Fue además maestro
de Luis Salvador Carmona, con el que realizó la escultura de
“San Fernando” en la portada del antiguo hospicio madrileño.
También en Madrid fue autor de las estatuas en piedra de “San
Isidro” y de “Santa María de la Cabeza” que están en el puente
de Toledo. Otros trabajos suyos fueron en 1718 el retablo de la
catedral de Badajoz y posterior a 1726, es el grupo de “Fernando
III el Santo donde colabora de nuevo con el arquitecto Pedro de
Ribera, escultor asturiano. La obra de Villabribe ha sido hasta
hace pocos años un tanto desconocida, y únicamente se le
atribuía una obra en madera, la Cabeza cortada de San Pablo
procedente de un convento vallisoletano, firmada y fechada
en 1708. Posteriormente, y gracias principalmente al trabajo
realizado por Marcos Vallaure, se han ido atribuyendo más
obras al Entre estas nuevas atribuciones hay varios San Joaquín,
uno de ellos en el retablo mayor de la capilla del palacio de
Elsedo en Cantabria, de menor tamaño, pero formalmente casi
idéntico. Además, hay que relacionarlas las esculturas de “San
Joaquín” y “Santa Ana” con el grupo de “la Familia de la Virgen”,
conjunto de gran calidad conservado en el Museo de escultura
de Valladolid y procedente del Convento de la Encarnación. Este
grupo, también de menor tamaño, presenta de nuevo un “San
Joaquín” formalmente muy similar, pero la figura “Santa Ana”
difiere algo más, ya que es más joven. también constituyeran
un grupo de la Familia de la Virgen, faltando la figura de María.
Además, las esculturas vallisoletanas son mucho más suaves en
cuanto a actitudes y formas que “San Joaquín y “Santa Ana”,
más monumentales, potentes y con plegados más vibrantes y
angulosos, probablemente realizados en fecha anterior al grupo
de Valladolid, en un lenguaje más barroco.
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“San Joaquín”
Escultura en madera tallada y policromada
Se presenta en importante peana barroca, S. XVII. Altura
escultura: 180 cm. Medidas peana: 136 x 77 x 83 cm.
Medidas conjunto: 316 cm. de altura
Salida: 95.000
€